Hace ahora siete años recibí la llamada de Francisco de la Torre, alcalde de Málaga en la que me sugería un encuentro para hacerme partícipe de una reflexión, cruzamos agendas y la semana siguiente estaba sentado en su despacho. Nuestras conversaciones llegaron a un punto: -«Nuestro proyecto de ciudad es muy ambicioso y tiene tres ejes fundamentales, el turismo, la cultura y Málaga como Ciudad del Conocimiento», y añadió: «El primero está sobradamente logrado e incluso está maduro; la cultura, por su parte, tiene su propio desarrollo con nuestros tesoros tradicionales, a los que hay que sumarles el Museo Picasso, la Casa Natal, el Centro de Arte Contemporáneo e incluso algún día podríamos soñar con albergar al Thyssen-Bornemisza… pero la Ciudad del Conocimiento es un reto sobre el que me gustaría que nos ayudes a pensar», concluyó.

Me marché al aeropuerto, Málaga aún no teníaAVE; las ideas del alcalde me daban vueltas en la cabeza. La ciudad era reconocida internacionalmente por su calidad de vida, su clima, su gastronomía, sus gentes. Un lugar donde todos querrían vivir. Perfectamente conectada, gracias al tercer aeropuerto de la península, un importante puerto de mar y por tierra una red de autovías. Tenía además una importante universidad pública y un envidiable parque tecnológico. En suma, todo lo necesario para atraer el conocimiento. Solo faltaba la vocación política y el liderazgo social para contagiar el entusiasmo a todas las fuerzas de la ciudad. Y precisamente liderazgo y decisión le sobraban a Francisco de la Torre.

Europa no tenía su Silicon Valley, había al menos una veintena de ciudades que pretendían ser una referencia tecnológica pero la silla estaba vacía. El desafío era enorme, pero siempre creí que «si quieres estar en primera fila, ponte en primera fila» y de eso se trataba la idea del alcalde. Poner a Málaga en la primera fila de las ciudades que convocan y desarrollan conocimiento era posible si conseguíamos reunir y organizar, con un formato atractivo, un conjunto de líderes, emprendedores, ejecutivos, cabezas de empresas familiares, de carácter multinacional, nacional y local junto a instituciones de diferente ámbito y organizaciones representativas de la actividad económica. La idea comenzaba a tomar forma, el alcalde había transmitido un concepto, aún no lo sabíamos pero estábamos construyendo ‘Málaga Valley’, un concepto que acabaría liderando toda la actividad tecnológica de la ciudad y proyectando su imagen y potencia en Europa y en el mundo.

Desde el principio la mayoría de las empresas importantes del ámbito de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones se entusiasmaron con la idea. Habíamos conseguido, ya en la primera cita, convocar en Málaga en torno a una idea grande -el liderazgo tecnológico en Europa- a nuestros mejores hombres y mujeres del mundo de la tecnología y la innovación. Nacía, con visibilidad en toda España, un poderoso ‘think tank’ que se reuniría dos veces al año en el salón de Plenos del Ayuntamiento bajo la presidencia de honor de Francisco de la Torre.

Pensábamos globalmente y actuábamos localmente. La Confederación de Empresarios de Málaga, hoy presidida por Javier González de Lara, se sumó activamente a la iniciativa y un importante miembro de la CEM, Antonio Gómez-Guillamón, se incorporó como vicepresidente del club. La Universidad de Málaga, la Diputación y por supuesto el PTA, dirigido por Felipe Romera, fueron desde el principio nuestros socios y colaboradores fundamentales. Pero lo más importante fue el apoyo de las compañías que sin distinción de tamaño u origen pero con una fuerte componente multinacional y local se fueron sumando a la realidad que es hoy Málaga Valley.

Las reuniones del Club de Presidentes contó desde el principio con la presencia de ponentes de prestigio como Juan Antonio Zufiria de IBM, Paolo Vasile de Telecinco, Josep Piqué de Vueling, Javier Rodríguez-Zapatero, presidente de Google para España y Portugal; Luis Maroto de Amadeus, ministros, secretarios de Estado, pero fundamentalmente presidentes de grandes empresas. Y en esta edición contaremos con Juan Ignacio Entrecanales de Acciona y Víctor Calvo-Sotelo, secretario de Estado de Telecomunicaciones.

El club ayudó en estos años a poner a la ciudad en el mapa tecnológico europeo, a crear la poderosa marca Málaga Valley y bajo su sombra se desarrollaron múltiples iniciativas con reconocimiento internacional. El Club Málaga Valley abrió Málaga a España, Europa y el mundo, creando un grupo potente de embajadores. Fruto de ello es que Endesa e IBM eligiesen Málaga para su primer proyecto de Smart City, o que IBM haya distinguido a Málaga con múltiples proyectos. El activismo que despliega la ciudad en una estrategia de éxito y largo recorrido como es la inversión que los malagueños, a través principalmente de su Ayuntamiento, ha hecho en su marca Málaga Valley. Hoy nuestro alcalde, representándonos a todos, es invitado como ponente en foros internacionales, y Málaga es un caso de referencia a nivel internacional. El Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT, la primera Universidad tecnológica del mundo, eligió Málaga para realizar el encuentro europeo anual EmTech, que este año celebra su segunda edición. Solo en noviembre, junto a la reunión de presidentes del Club y Em Tech se realizan en la ciudad, bajo el paraguas de Málaga Valley y el liderazgo del alcalde, un sin número de actividades que sin la existencia de la idea del Club de Presidentes no hubiera sido posible.

Desde 2006, incluso en plena recesión, a Málaga han seguido llegando proyectos y compañías para establecerse y desde aquí crear oportunidades para todos. Huawei, BBVA y Oracle son algunos ejemplos de ello. La economía del sol se abre paso. Este rincón de Europa ha sido históricamente un polo de atracción del talento. Hoy, más que nunca, el talento tiene, gracias a la tecnología, más capacidad para elegir desde donde operar. Ahí cobran nuevas oportunidades territorios como Málaga, donde no solo el clima, sino la cultura, las infraestructuras, la gente y la masa critica ya existente hace que nuestro proyecto, el de los líderes empresariales tecnológicos españoles, de crear un espacio tecnológico líder en Europa sea creíble. En estos siete años muchos han visto, con cierta envidia -con frecuencia sana- como Málaga ha tomado ventaja frente a todas las ciudades españolas en ser el lugar de referencia donde los mejores proyectos ligados al mundo digital tienen lugar. Lo volveremos a ver la próxima semana, cuando los líderes de varios países de Google, Blackberry o IBM, volverán a su cita con Málaga, con el paraguas del MIT, a dialogar con Juan Ignacio Entrecanales, o con catedráticos de Oxford sobre cómo las ciudades inteligentes son más capaces de generar mas bienestar para sus ciudadanos.

Javier Cremades 
PRESIDENTE DEL CLUB MÁLAGA VALLEY. 

Archivos adjuntos

Andalucia tiene el mayor polo digital de España
Artec, Dekra, Mades, Indra y Oracle aportan sus experiencias desde el PTA.
Málaga Valley aboga por reclutar las humanidades para el reto tecnológico.
Hacía un mundo hiperconectado.

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