Ustedes se preguntarán si es oportuno traer a este blog un artículo como el que ahora y aquí escribo. Pues bien, si seguimos la definición que hace el Diccionario de la Real Academia Española sobre el término oportunidad, comprobaremos que lo define como: “Sazón, coyuntura, conveniencia de tiempo y de lugar”.
Fijado el anterior criterio, qué duda cabe que no parece inoportuno escribir unas líneas sobre las Madres. Así, por la conveniencia del tiempo y del lugar (el primer domingo del mes de mayo es tradición en España y en otros países celebrar el Día de la Madre o Día de las Madres, una festividad que se celebra en honor a ellas en diferentes fechas del año según el país).
No obstante, esta efeméride la podríamos celebrar también en otras diferentes fechas, según el sentido y tradición de las costumbres que para cada sociedad o individuo aquélla encierre.
Así, si hacemos un poco de Historia sobre el particular, las primeras celebraciones del Día de las Madres se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Por su parte, los romanos, llamaron a esta celebración Hilaria cuando la adquirieron de los griegos. Se celebraba el 15 de marzo en el templo de Cibeles y durante tres días se realizaban ofrendas.
Los católicos celebramos el llamado Día de la Madre para honrar a la Virgen María, la Madre de Jesús, celebrando el 8 de diciembre la fiesta de la Inmaculada Concepción.
En Estados Unidos el presidente Woodrow Wilson declaró en el año 1914, el Día de la Madre como el segundo domingo de mayo. Así fue gestado el día internacional de la madre que después fue encontrando eco en otros países que lo adoptaron hasta tenerse la celebración conocida en la actualidad.
Independientemente de costumbres o creencias, hay un hecho que tiene entidad propia, que no conoce de oportunismos ni conveniencias: Una madre lo es todo, porque una madre nos da la vida y, una vez posibilitada, una madre se desvive por protegerla, por cuidarla, por amarla.
Es por ello, por lo que quiero rendir mi modesto tributo en forma de estas breves líneas para que, sea dentro de esta efeméride o de cualquier otra a lo largo del año, hoy y siempre, mostremos respeto y sepamos valorar el gran valor y calor que una madre siempre está dispuesta a dar, sin contraprestación, sin condición.
Cada madre es única, obvio, como cada vida que alumbra lo es, pero hay una condición común para las Madres: Son la causa, la raíz, el origen de nuestra existencia como hijos/as. Y, de esa condición común, aún se desgajan otras que marcarán lo que una Madre es, lo que una Madre significa: Es amor, es protección, es sacrificio, es tesón, es beneficio, es atención, es educación, las Madres son la Razón…
Sirva aquí, mi respetuoso tributo para todas las Madres, y para aconsejar a todos ustedes el único consejo que un servidor sería capaz de dar: Amen a sus madres, respétenlas, cuídenlas, quiéranlas, protéjanlas… nunca sabrán cuánto podrán acordarse de ellas cuando con ustedes dejen de estar.
Con admiración, cariño y respeto para todas las Madres del mundo.
Dedicado especialmente a mi Madre Teresa. Q.E.P.D.
A las madres.