En septiembre de 2015, la empresa Volkswagen admitió que alrededor de 600.000 de sus coches vendidos en Estados Unidos tenían instalado un software que modificaba los resultados en pruebas de emisiones de contaminantes. Haciéndole creer al mercado que su producto era más ecológico de lo que en realidad era. Lo anterior llevo a Volkswagen y a algunos de sus directivos a juicio y afectó severamente la reputación de la marca. Este caso ha sido uno de los más controvertidos y famosos sobre greenwashing en los últimos años.
El greenwashing es el modo en que una empresa u organización promueve sus productos, o a sí misma, como verdes y sustentables cuando no lo son. En otras palabras, cuando un negocio sostiene que es sustentable dando información falsa o confusa estamos ante un caso de greenwashing.
El greenwashing es relevante desde la perspectiva del consumidor ambientalmente responsable. Un consumidor que cada vez está más preocupado por el impacto que tienen los productos que consume sobre el medio ambiente. Pero actualmente los consumidores no solo están preocupados por saber en donde gastan su dinero, sino también en donde lo invierten. Las inversiones ESG (por sus siglas en inglés; Enviromental, Social and Governance) son un producto para este tipo de inversores.
Las inversiones ESG son un tipo de inversión que ayuda a los inversionistas a poner sus activos en compañías que sean sustentables y tengan buenas prácticas ESG. Se estima que para 2025, la cantidad de inversiones en ESG en Europa llegara a los 7.6 trillones de euros, esto de acuerdo con análisis realizados por PwC, en donde también se estima que dichos fondos ocuparan el 57% del mercado.
Pero este tipo de inversiones también enfrenta el problema del greenwashing. En el año 2021, el periódico El Economista estudió los 20 fondos ESG más grandes y encontró que dichos fondos invertían en productores de petróleo, productores de combustible fósil, minería, apuesta, etc.
Para combatir el greenwashing, la Unión Europea adoptó un sistema de clasificación que lista actividades sustentables, éstas se clasifican como sustentables si contribuyen a alcanzar uno de los seis objetivos ambientales definidos por la Comisión Europea. La clasificación se denomina taxonomía. El objetivo de esta taxonomía es lograr un lenguaje común sobre lo que significa ser sostenible y de esta manera dirigir inversiones a proyectos y actividades sostenibles.
Actualmente hay muchas controversias en esta clasificación ya que hay quienes consideran que la taxonomía europea incluye como sustentables actividades que dañan el ambiente, como lo pudiera ser la energía nuclear.
Un ejemplo de ello es la demanda que Austria interpuso en la Corte Europea de Justicia al considerar que etiquetar a la energía nuclear como verde era irresponsable y contraria a la agenda verde de la Unión Europea.
Por otro lado, la Unión Europea está trabajando en un estándar de bonos verdes. En general, los bonos verdes son un instrumento financiero usado para financiar proyectos que tienen un impacto positivo en el medio ambiente.
Actualmente, no hay una definición homologada entre los países de la Unión Europea con respecto a cuando un bono es verde. Lo que se busca con la regulación es que se homologue la definición de lo que es un bono verde y que dicha definición sea acorde a la taxonomía emitida por la Unión Europea.
Además, la Unión Europea está trabajando en La Directiva Relativa a la Presentación de Información sobre Sostenibilidad, la cual obligaría a las grandes empresas a publicar reporte detallado y estandarizado sobre cuestiones de sostenibilidad, derechos medioambientales, derechos sociales, derechos humanos, entre otras.
Con estas regulaciones, la Unión Europea busca alcanzar sus objetivos climáticos y energéticos y dirigir inversiones a proyectos y actividades sustentables. Busca crear seguridad a los inversores y protegerlos contra el greenwashing, asegurarles que efectivamente, su inversión va dirigida a actividades sustentables.
El caso de Volkswagen debe de servir como una lección para las autoridades y los consumidores sobre lo importante que es regular este tema y prevenir esta práctica. Especialmente en el área de las finanzas verdes, un área que está en constante crecimiento y es esencial para conseguir los objetivos energéticos y climáticos. Las regulaciones relacionadas a transparencia y homologación de definiciones dan claridad y certidumbre a consumidores e inversionistas, y son un paso importante para conseguir frenar el cambio climático.
Mauricio Martínez, abogado de Cremades & Calvo-Sotelo