En Argentina, llevó adelante el caso Grassi y entonces tuvo un cara a cara con un «adusto» Bergoglio. Ahora, contratado por la propia Iglesia como parte de un equipo legal para una auditoría independiente, dice: «La idea es lograr una especie de ‘Nunca Más'». Foto: Cézaro de Luca.

«Ante los abusos, especialmente los cometidos por miembros de la Iglesia, no basta pedir perdón. Pedir perdón es necesario, pero no basta «, dijo el papa Francisco en su mensaje de marzo para la Red Mundial de Oración. Las intenciones del Sumo Pontífice, que hasta la llegada del papa argentino al Vaticano circulaban en estampitas, ahora son videos mensuales en los que Bergoglio habla de los temas que lo desvelan y pide orar por ellos.

«Por las víctimas de abusos», es el título de El Video del Papa del mes pasado.

En España, hace unos días y por primera vez en la historia eclesial del país , la Iglesia de Vizcaya realizó una ceremonia en la catedral de Bilbao donde el obispo Joseba Segura pidió perdón .

«Reconocemos que entre nosotros ha habido abusadores, que ellos también forman parte de nuestra historia, de lo que hemos sido, de lo que hemos hecho -dijo el obispo Segura-. No definen todo lo que hemos sido, más bien reflejan lo contrario de lo que hemos querido ser y hacer».

Sus disculpas iban dirigidas a esas chicas y chicos, a esos hombres y mujeres que tardaron años en descoser el silencio en el que tapiaron el espanto de los abusos que padecieron en cuerpo y alma .

Junto al obispo, un sacerdote ya jubilado que sufrió vejaciones en los años ’50 mientras estudiaba en el seminario de Derio -el presbítero Josu López Villalba- rezó con él.

Sin embargo en España, hasta ahora, ni el Estado ni la Iglesia se habían ocupado de inventariar ni reparar los abusos ocurridos en instituciones eclesiásticas.

Pero los testimonios -cada vez más frecuentes y hasta de personalidades conocidas- y la base de datos del diario El País, que comenzó a contabilizar las denuncias desde 2018, plantaron el tema hasta que echó raíces en la agenda política y religiosa de los españoles.

Dar voz a las víctimas

En febrero de 2022, Clarín publicó una investigación que daba voz a víctimas de atrocidades cometidas por sacerdotes y laicos en escuelas religiosas de España. Por entonces, la base de datos de El País llevaba contabilizados 611 casos de abusos dentro de la Iglesia española y sus instituciones educativas. Las víctimas que los habían padecido eran 1.246.

Hoy, los casos que han salido a la luz, según el diario español, son más de 950. Y las víctimas, hasta el 12 de abril, sumaban 1.802.

Las confesiones de los escritores españoles Luis González -abusado por el hermano Isidro del colegio San José, de León, entre 1965 y 1966- y Alejandro Palomas -violentado por un religioso del La Salle de Premià de Mar, en Cataluña, en 1975- presionaron para que la solicitud de una comisión de investigación llegara al Parlamento.

Fue recién el año pasado cuando el Congreso de los Diputados encomendó al Defensor del Pueblo, Angel Gabilondo, la elaboración de un informe «sobre los abusos sexuales cometidos en el ámbito de la Iglesia católica y el papel de los poderes públicos».

En julio de 2022 se formó una comisión asesora, integrada por expertos, víctimas y miembros de la Iglesia . La última reunión de Gabilondo con la comisión fue hace poco más de un mes, el 10 de marzo.

Auditoría independiente

Ante el avance de los escándalos, la Conferencia Episcopal Española movió ficha y contrató al estudio español Cremades & Calvo Sotelo Abogados para que realice una auditoría independiente sobre los casos de abusos en el ámbito eclesiástico.

En abril del año pasado, Javier Cremades, presidente del estudio de abogados, presentó al equipo de especialistas internacionales que convocó para elaborar el informe.

Entre ellos, un argentino: el abogado Juan Pablo Gallego , catedrático, consultor internacional y especialista en abusos dentro de la Iglesia que fue el defensor de las víctimas que denunciaron, hace más de veinte años, al cura Julio César Grassi.

Gallego saltó a la fama mediática y su nombre se convirtió en referente para batallar contra las aberraciones eclesiales cuando, en 2009, logró que Grassi fuera condenado a 15 años de prisión por corrupción de menores y abuso sexual de algunos de los chicos que tenía a su cargo para cuidarlos y educarlos en la Fundación Felices los Niños.

«Lo teníamos como referente del primer caso en el que un miembro de la Iglesia entra en prisión en Argentina», dicen a Clarín sobre Gallego desde el estudio Cremades.

En una charla en Madrid con Clarín , Gallego explica la intención del informe en el que lleva trabajando un año. «El informe se propone determinar responsabilidades, reconocer a las víctimas y que se las repare masivamente «, explica el abogado argentino.

«Una especie de ‘Nunca más’´

«La intención es lograr una especie de Nunca más que estará en manos de la Iglesia -agrega-. No somos un poder judicial ni vamos a dar órdenes. Esto es una indicación, un informe», dice.

Gallego cuenta cómo fue el procedimiento empleado.

«Hicimos un rastrillaje independiente de la Iglesia y confiamos en que la Iglesia nos abriera los archivos de cada jurisdicción -dice-. Y hemos podido acceder a la totalidad de los archivos reservados de todas las diócesis de la Iglesia española».

Un delito que no debería prescribir

«La idea fue incluir a todas las víctimas. Los casos que fueron judicializados, los que aunque no fueron judicializados fueron denunciados y existían denuncias canónicas y otros casos. Muchas veces las víctimas hablan cuando pueden», asegura Gallego.

Según él, «en el abuso, la prescripción es un elemento destructivo para la víctima. Es un delito en el que la prescripción es un arma claramente a favor del victimario. Que se discuta la imprescriptibilidad de un abuso es un avance importante «.

«Y estamos proponiendo, indicando y sugiriendo que debe haber una reparación material», postula el argentino.

«Siento que se abrió una puerta inédita. En la Argentina no se dio una suerte de solución integral ni una situación en la que la Iglesia pida perdón o reconozca que hay que reparar, que hay que pagar, que hay que dar garantías de no repetición», dice Gallego a Clarín.

El argentino lleva meses de vuelos frecuentes entre Buenos Aires y Madrid, donde se realizan casi todas las reuniones de la comisión.

Aunque entre el 7 y el 10 de febrero sesionaron en la sede del Vicariato, en Roma. Fueron recibidos por autoridades vaticanas y la embajadora española ante la Santa Sede, Isabel Celaá.

En la Argentina no se dio una suerte de solución integral ni una situación en la que la Iglesia pida perdón o reconozca que hay que reparar, que hay que pagar, que hay que dar garantías de no repetición»

Juan Pablo Gallego

Cuando el informe esté listo, viajarán al Vaticano para entregárselo a Bergoglio en una audiencia privada.

Gallego conoce a papa Francisco. Estuvieron cara a cara mucho antes de que el arzobispo de Buenos Aires se convirtiera en Papa.

El caso Grassi y un cara a cara con Bergoglio

«Me reuní con él cuando estaba llevando el caso Grassi. Era un tema particularmente incómodo . El venía de ‘perder la elección’ con el que sería Benedicto XVI. Me lo encontré donde él daba misa, en Caballito, en la parroquia que estaba en avenida La Plata. Bergoglio fue muy adusto «, recuerda el abogado.

Cuando Gallego le planteó los presuntos abusos que había cometido Grassi, el por entonces cardenal Bergoglio le preguntó por las pruebas.

«Le dije: ‘Por las pruebas que tengo, estimo una condena posible de 15 años. Se lo dije en 2005, años antes de la sentencia que fue ésa.

‘Tiene el Arzobispado a su disposición ‘, me dijo Bergoglio», cuenta Gallego hoy.

Miles de víctimas

«Lo que me impacta de esta auditoría en España es poder llevar una suerte de solución masiva. Vamos a hablar de miles de víctimas. Y damos por víctimas a todas, hasta que no se demuestre lo contrario», define.

El argentino también fue parte del equipo de Cremades que investigó los abusos cometidos en la Iglesia portuguesa donde, luego de haber reunido más de 500 testimonios, el informe concluyó que, por lo menos, 4.815 menores sufrieron abusos sexuales por parte de miembros del clero católico, en Portugal, desde 1950.

«En España, el informe se va a hacer público y se va a entregar a la Conferencia Episcopal Española como indicación y como informe del grupo de expertos liderado por este despacho (Cremades) -aclara Gallego-. No va a ser entregado en un sobre secreto . El informe va a tener un carácter público y va a ser informado a toda la sociedad».

Algo que, estiman, sucederá dentro de dos meses.

«Tenemos previsto presentar el informe en junio. Esperamos tener catalogada la cantidad de casos , determinadas las responsabilidades y desarrollado un protocolo que implique una garantía de no repetición «, dice Gallego.

«Que desde los mandos más altos hasta las jerarquías más bajas participen de una solicitud de perdón pública y que las víctimas, en cada jurisdicción donde el abuso haya ocurrido, reciban el pedido de perdón por parte de la autoridad máxima de la Iglesia», agrega.

Desde el Vaticano, y sin tener idea de cuál será la conclusión del informe que la Conferencia Episcopal Española encargó, en su intención de marzo para la Red Mundial de Oración, Bergoglio afirma: «La Iglesia no puede tratar de esconder la tragedia de los abusos, sean del tipo que sean «.

«Oremos por los que sufren a causa del mal recibido por parte de los miembros de la comunidad eclesial: para que encuentren en la misma Iglesia una respuesta concreta a su dolor y a su sufrimiento», pide el Papa.

De acuerdo