Excelentísima señora Presidenta del Consejo General de la Abogacía, ilustrísimo Sr. Decano del Colegio de Abogados de Málaga, autoridades, queridos Javier y Arancha, señoras y señores, estimados amigos.

El acto que se celebra es una ocasión de júbilo por la merecida distinción  que el Ilustre Colegio de Abogados de Málaga ha otorgado al abogado Don Javier Cremades García  al concederle la Medalla de Honor de ese Colegio.

Por expreso deseo del homenajeado, que he aceptado muy gustosamente, me cabe el honor de pronunciar la laudatio que avala esta distinción.

Conozco bien a Javier Cremades desde hace muchos años y me constan sus cualidades como profesional de la abogacía, como jurista académico y como persona comprometida con el Estado de Derecho.

Resaltaré esa triple condición con la brevedad que me impone el corto espacio de tiempo del que dispongo. Por ello sólo me referiré a lo esencial, ya que la sola lectura de su extenso curriculum desbordaría con creces el  límite temporal que se me ha marcado. Inevitablemente, repetiré algún dato que ya ha dado en su intervención inicial el Decano de Málaga, mi buen amigo Javier Lara.

Como abogado, Javier Cremades ha tenido una trayectoria admirable, por su dedicación y su éxito en la profesión. Es fundador y presidente del prestigioso Despacho Cremades & Calvo-Sotelo, con amplia proyección nacional e internacional, contando con presencia en 15 ciudades de 8 países europeos y americanos. Ha participado activamente en la vida institucional de la abogacía, ocupando el puesto de Diputado de la Junta de Gobierno del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, entre 1998 y 2008, ha presidido la Comisión de Deontología y Publicidad de ese Colegio y ha concurrido a  elecciones a Decano de Madrid en las que no venció pero obtuvo un  gran respaldo de la abogacía madrileña.

En el ejercicio de la profesión se ha caracterizado por una innovadora forma de entender  la abogacía adaptándola a las nuevas tecnologías y al entorno digital, así como por su especial dedicación a problemas punteros del Derecho actual. Y aquí cabe resaltar su preocupación, como abogado, por los temas relacionados con el Derecho de las comunicaciones y su destacada contribución a la implantación del buen gobierno corporativo en las sociedades mercantiles. Esta última preocupación le llevó a la creación de la Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas, de la que es secretario general. En fin, su actividad profesional le ha proporcionado un patente reconocimiento en los rakings internacionales de abogados, como lo muestran que haya sido destacado por la revista Forbes en 2015-2016 como Abogado del Año en España y por la World Jurist Association en 2017-2018 como Jurista del Año. Es presidente global, desde el pasado mes de febrero, de las más prestigiosa  asociación mundial de juristas, la World Jurist Association, y es presidente, desde 2013, de la International Financial Litigation Network, red internacional de litigación financiera compuesta por despachos de más de 30 países. También es presidente de Eurolatam Lex, red independiente de firmas de abogados de países del centro y este de Europa e Iberoamérica.

Además, Javier, como abogado, no se ha preocupado sólo por ejercer con solvencia en el ámbito nacional e internacional, sino también por formar a las nuevas generaciones de abogados. Por ello es fundador y director, desde hace más de 20 años, de los Masters en “Negocio y Derecho de las Telecomunicaciones, Internet y Audiovisual”, “Negocio y Derecho de la Energía” y “Dirección de Asesoría Jurídica de Empresas”, donde se han formado más de 1200 nuevos abogados de 32 países europeos y americanos.

Pero Javier Cremades no es sólo un gran abogado, sino también un gran jurista académico, y la unión de esas dos condiciones viene a reforzarlas mutuamente. Doctor en Derecho por la Universidad alemana de Regensburg y por la UNED en España, doctor honoris causa por la Universidad Internacional de Valencia, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad Carlos III, la UNED e ICADE entre 1992 y 2003, autor de diversos libros sobre la libertad de expresión y el Derecho de las  telecomunicaciones, y de multitud de artículos científicos y divulgativos en materia de energía, geopolítica, derecho de sociedades mercantiles, democracia y derechos ciudadanos, Javier Cremades constituye un buen ejemplo de abogado-jurista, esto es, de persona que ha sabido combinar muy bien la práctica con la teoría del Derecho.

La tercera faceta de su personalidad es la de su compromiso firme con el Estado de Derecho. No es, Cremades, un jurista aséptico, sino un jurista y abogado comprometido con el Estado social y democrático de Derecho. Ello le ha conducido a promover reformas normativas en pro de la modernización institucional, a impulsar proyectos para el desarrollo de la sociedad civil cómo la Fundación Madrid Vivo, de la que es presidente, así como a defender en el ámbito nacional e internacional a quienes han sido objeto de abusos por los poderes públicos, sociales o económicos, y, sobre todo, a quienes han sufrido persecución por sus ideas. Aunque podrían citarse otros casos, su actuación profesional en la defensa del líder opositor venezolano Leopoldo López es un buen ejemplo de lo último que acabo de decir.

En esta faceta de su personalidad no quiero dejar de referirme a una tarea de la que puedo hablar como testigo privilegiado, pues, como director del Congreso, participé intensamente en ella: la organización, bajo su presidencia, del Congreso Mundial del Derecho celebrado en Madrid en el pasado mes de febrero, en el que participaron muy destacados miembros de las instituciones públicas, de los fedatarios públicos y los registradores, de los altos tribunales de las jurisdicciones ordinarias y constitucionales, de la abogacía y de la doctrina académica de más de 80 países. Congreso que estuvo dedicado a la reivindicación del Estado de Derecho en el mundo, y muy especialmente volcado en el apoyo a nuestro Estado constitucional y democrático de Derecho y a nuestra Monarquía parlamentaria.  Reivindicación y apoyo de los juristas del mundo que se plasmaron en la Declaración de Madrid, que contenía las conclusiones del Congreso, que Su Majestad el Rey D. Felipe VI no sólo clausuró, con un importante discurso, sino que en ese acto recibió a su vez el Premio Mundial de la Paz y de la Libertad, una alta distinción en la que sólo habían precedido  a nuestro Rey tres personalidades mundiales tan relevantes como Winston  Churchill, René Casin y Nelson Mandela. Todo esto fue posible gracias al decidido impulso y al enorme esfuerzo desplegado por Javier Cremades, y así es de justicia reconocerlo.

En fin, y como resumen, Javier Cremades, ha acreditado sobradamente su valía como abogado y jurista y como profesional comprometido con la sociedad y los derechos de los ciudadanos. Esos méritos le hacen justamente acreedor de la Medalla de Honor que hoy se le otorga, más todavía cuando se la concede el Colegio de Abogados de Málaga, ciudad en que nació y pasó su infancia y juventud, a la sigue unido por tantos vínculos personales, sociales y profesionales. Él tiene a gala ser malagueño, su Despacho también se extiende a esa tierra y sus preocupaciones por ella no sólo se han manifestado por su estrecha relación con su Colegio de Abogados, sino también por haber impulsado importantes proyectos para Málaga y su provincia, entre otros la fundación del Club Málaga Valley, del que es Presidente de Honor, y que representa una de las grandes apuestas tecnológicas en el sur de Europa, en la que participan más de 200 presidentes de multinacionales y empresas líderes del sector.

Esta breve laudatio no puede terminar sin destacar también algunos rasgos de Javier como persona: comunicativo, persuasivo, inteligente y tenaz, excelente vendedor de proyectos y de iniciativas innovadoras, buen director de equipos humanos, capaz de unir voluntades y de generar entusiasmo entre los que con él colaboran, firme en sus ideas, pero también bien dispuesto a respetar e incluso a aceptar las ajenas, y siempre intelectualmente abierto a las retos actuales que las nuevas tecnologías y la globalidad nos imponen a todos, y muy especialmente a los abogados. Una personalidad, pues, como sabemos los que le conocemos, tan desbordante como subyugante.

La Medalla de Honor que recibe le honra merecidamente a él, pero también, creo, al Ilustre Colegio de Abogados que ha tenido la feliz idea de otorgársela.

He terminado.

 

Manuel Aragón Reyes, excatedrático de Derecho Constitucional y Magistrado emérito del Tribunal Constitucional 

 

 

 

De acuerdo