La sevillana Spal, asociada con Tigris y el despacho Cremades-Calvo Sotelo, ensayará en la fábrica de Gestamp en Linares la tecnología Lifi, 100 veces más rápida que el wifi y sin problemas de saturación

Spal ha comprado la patente al instituto alemán Fraunhofer y podrá comercializar la tecnología en España y Latinoamérica

Cuando el 5G, en plena pandemia, empieza a llegar a nuestras vidas, nace un pequeño embrión que en el futuro puede suponer también una revolución en la transmisión de datos.

Se llama Lifi y consiste, en palabras sencillas, en potenciar la conectividad a través de la luz y no de las ondas de radiofrecuencia. La transmisión de datos binarios se consigue mediante el uso de bombillas Led que parpadean constantemente de forma imperceptible para el ojo humano. Para entendernos, funcionan como ‘routers’ de luz.

El Instituto Fraunhofer, un referente de la I+D+I en Alemania

El Instituto Fraunhofer-Gesellschaft, al que Spal y Tigris han comprado la patente para comercializarla, es una macroentidad de investigación que reúne a 72 institutos repartidos por todo el país, cada uno con una especialización en ciencias aplicadas. Su presupuesto es de 2.600 millones de euros, de los cuales dos tercios proceden de contratos con terceros, sean empresas o administraciones públicas, y un tercio es aportado por el Gobierno federal. En él trabajan casi 27.000 personas, la mayoría de ellos científicos e ingenieros. 

Pues bien, esta tecnología parece ser hasta 100 más rápida que el 5G y, a diferencia del wifi o el cable, la transmisión a través de este sistema es más segura al no estar sujeta a problemas de saturación.

Se implantará de forma experimental en pocos meses en Linares y su expansión por España comenzará en Andalucía. Será así de la mano de la constructora sevillana Spal (que aporta la infraestructura) y a la empresa barcelonesa Tigris (que aporta la tecnología), gracias a la compra de la patente de Lifi al instituto alemán Fraunhofer para implantación y comercialización en España y Latinoamérica. Spal tendrá la exclusiva para la venta en todos los sectores excepto en el aeronáutico. En la operación ha colaborado el despacho Cremades-Calvo Sotelo, que ofrece el soporte jurídico para su extensión en los municipios mediante colaboración público-privada, ya que se prevé que la ‘smart city’ sea uno de los ámbitos de mayor expansión del Lifi.

La red del alumbrado público, infraestructura ideal para su expansión

La nueva tecnología tiene muchas posibilidades sobre todo para la actividad industrial y el ‘smart city’. En este último caso, ya existe una infraestructura, la red de alumbrado público, que permitirá una más rápida implantación del Lifi usando únicamente la tecnología Led. Mediante la integración de sensorización, internet de las cosas, algoritmos, internet en la nube, big data o inteligencia artificial, los municipios podrán monitorizar y mejorar aspectos tan diversos como las emisiones de CO2, la movilidad, los servicios sanitarios, la educación o la salud pública. Es algo que ya está en marcha y que la incorporación del Lifi aceleraría al ser más rápido que el ‘wifi’ o los datos convencionales y no tener problemas de saturación. También hay un campo abierto en otros campos, como el del coche autónomo o las oficinas. La misma Spal va a incorporar el Lifi a las suyas del polígono pisa, en Sevilla, como carta de presentación de su funcionamiento.

Abraham Carrascosa, CEO de Spal, afirma que las pruebas comenzarán antes de final de año en la fábrica de Gestamp en Linares de fabricación de componentes para el automóvil, en colaboración con el Centro Tecnológico Metalmecánico y del Transporte (Cetemet). «Queremos acelerarlas al máximo para ver cómo funciona la tecnología (que se aplicaría en robots) dentro de la fábrica. En la planta de Mercedes, en Alemania, los resultados han sido espectaculares. Queremos empezar por Gestamp y luego ir avanzando con la instalación en la misma Linares, en una calle, por ejemplo (aprovechando el alumbrado público)», afirma. Spal ha propuesto a la Junta de Andalucía desarrollar un proyecto piloto Lifi en un núcleo rural, ya que esta tecnología puede ayudar a solucionar el problema de la baja velocidad de internet en algunas zonas de la región alejadas de núcleos urbanos. También negocia con ayuntamientos como el de Mairena del Aljarafe, en Sevilla, la incorporación del Lifi para soluciones de ‘smart city’.

EL LIFI USA LA LUZ, Y NO LAS ONDAS DE RADIOFRECUENCIA, PARA TRANSMITIR DATOS

Carrascosa asegura que las pruebas de laboratorio, de momento, funcionan muy bien y que se trata de ir avanzando poco a poco, «primero con una calle pequeña, luego con una más grande, con una avenida y así sucesivamente». El mayor inconveniente de la tecnología, según reconoce, es que no funciona si no pasa la luz. «Eso se soluciona teniendo muchos puntos de luz conectados entre sí a poca distancia», afirma el CEO de Spal, que añade que uno de los problemas más importantes que hay que resolver es la detección de los ángulos muertos.

En el ámbito jurídico, Francisco José Fernández Romero, socio-director de Cremades-Calvo Sotelo, señala que la fórmula más idónea para que las entidades públicas desarrollen la tecnología Lifi es el «modelo de asociación para la innovación, un contrato que existe en la ley de contratos del sector público, que deriva de una directiva europea de 2014 sobre colaboración-público privada». Se trata de que ayuntamientos y diputaciones puedan desarrollar soluciones innovadoras de la mano de empresas privadas. «La aplicación de la tecnología Lifi encaja además con los fondos de recuperación europeos, parte de su interés es ese», concluye el responsable de Cremades-Calvo Sotelo.

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