El Sector Turístico, especialmente El Hotelero: “De la resignación, a la esperanza y, de nuevo, a la más absoluta incertidumbre”

A finales del mes de enero del presente año cuando todas las noticias se centraban en el Reino Unido, no en vano el día 31 de enero de 2020 se hacía realidad el Brexit y Reino Unido dejaba formalmente la Unión Europea, sin embargo y a pesar de la indudable repercusión que esa confirmación pudiera tener para el futuro devenir de mercado inglés como primer mercado emisor de turistas para España, Canarias concentraba su foco de atención en una noticia que desde un primer momento le alertó sobremanera; la Isla de la Gomera registró el primer paciente que dio positivo de Coronavirus en España – se trataba de un turista alemán -. Esta noticia que fue tratada por los distintos medios de comunicación como una más, sin embargo para Canarias supuso una alerta en toda regla ante los eventuales efectos de una posible propagación del virus en las Islas, tanto fue así, que días después (el 17 de febrero) como consecuencia de haber dado positivo dos turistas italianos que se hospedaban en un Hotel ubicado en la Costa de Adeje del Sur de la Isla de Tenerife, las autoridades Canarias decretaran la cuarenta de más 800 personas, entre turistas y empleados, dejando confinados a los clientes  en sus respectivas habitaciones y a los empleados alojándolos en el Hotel.

Casi un mes más tarde, la promulgación del Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el Estado de Alarma en relación con la Orden SND/257/2020, de 19 de marzo, por la que se decreta la suspensión de apertura al público de establecimientos de alojamiento turístico en todo el territorio nacional español, supuso el pistoletazo de salida para el cierre de todos los establecimientos de alojamiento turístico, Hoteles, campings, Apartahoteles, etc., quienes ante la inminente orden de cierre tuvieron que prestar toda su colaboración a los clientes alojados, por lo que en coordinación con los Tour Operadores, Consulados y Embajadas correspondientes, comenzaron a organizar la repatriación de cientos de miles de turistas a sus países de origen, culminando días después con el cierre de todos los hoteles y demás establecimientos alojativos. Preparativos de cierre que fueron realizados por los empresarios, empleados e incluso los propios turistas que iniciaban su regreso, con gran tristeza y RESIGNACIÓN.

Todo el Sector Hotelero con más de 16.000 establecimientos hoteleros existentes en todo el territorio nacional, tuvieron que adoptar con la mayor celeridad y con carácter de urgencia la adopción de medidas de organización interna para la consecución del cierre del establecimiento consecuencia del cese absoluto de la actividad ante la masiva salida y repatriación de los clientes, todo ello en cumplimiento de la Orden Sanitaria dictada.

En ese marco y contexto sanitario-económico mundial, y más allá de las medidas específicas de apoyo a los ciudadanos y familias afectadas por la presente situación excepcional, se precisaba de la adopción de medidas que proporcionasen la necesaria flexibilidad para el ajuste temporal de las empresas con el fin de favorecer el mantenimiento del empleo y reforzar la protección de los trabajadores directamente afectados y, es en esta línea como tales medidas, las que se describen en  el Capítulo II del Real Decreto-ley 8/2020, de 17 de marzo, de medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del COVID-19, estableciendo las medidas de flexibilización de los mecanismos de ajuste temporal de actividad para evitar despidos, lo que dio lugar a los ya tantas veces repetidos Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por causa de Fuerza Mayor a los efectos de la suspensión de los contratos o reducción de la jornada, agilizando así la tramitación de los procedimientos de regulación de empleo tanto por fuerza mayor como por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción. El objetivo no era otro que el de aligerar los costes en que incurren las empresas y como novedad incorporada al anterior real decreto-ley citado, lo fue la exoneración para las empresas del pago del 75 % de la aportación empresarial a la Seguridad Social, alcanzando dicha exoneración el 100 % de la cuota, cuando se tratare de empresas de menos de 50 trabajadores, siempre que éstas se comprometan a mantener el empleo – hasta ese momento, la legislación entonces vigente solo permitía al empresario la exoneración del pago de las cotizaciones a la Seguridad Social, en los casos en los que la fuerza mayor derivara de acontecimientos catastróficos naturales que hubieran supuesto la destrucción total o parcial de la empresa o centro de trabajo, impidiendo la continuidad de la actividad, -.  Medida que unida al aplazamiento bonificado de impuestos incorporado en el Real Decreto-ley 7/2020, de 12 de marzo, contribuyó a reducir el coste de mantenimiento de las empresas gravemente afectadas por la paralización de la actividad económica con motivo del COVID-19. De esta manera, además de aliviar los costes en los que incurren las empresas, se incentiva el mantenimiento del capital humano ya formado. Es decir, se recupera a los trabajadores que cuentan con la formación para la actividad en cuestión y que son conocedores de empresa.

Sin embargo, a pesar de ser necesario todo lo anterior, no era suficiente, por lo que el Gobierno también lanzó la Línea ICO AVALES COVID-19, dirigida a todos aquéllos afectados por los efectos del Covid-19, no limitado al Sector Turístico, dirigida a autónomos, pymes y resto de empresas nacionales, siendo la finalidad de la operación de financiación la concesión de liquidez para hacer frente, entre otros, a los pagos de salarios, facturas de suministros y proveedores, necesidades de capital circulante para atender en definitiva los gastos corrientes de la empresa, incluidos los vencimientos de obligaciones financieras o tributarias. Ello no obstante y de la habilitación de una línea de más de 100.000 millones de euros en avales del estado, se ha destinado a las empresas del sector turístico financiación que supera los 16.000 millones de euros, pero debemos de ser claros, la gran mayoría de las entidades financieras ha utilizado esta línea de avales del estado en su propio beneficio, de tal suerte que se han aplicado más que a la finalidad originariamente prevista por el ICO de dotar de liquidez a las empresas, a reforzar y garantizar con estos avales del estado operaciones anteriores ya concedidas a sus clientes, realizando novaciones en cuanto a plazo y dotando de una pequeña liquidez del todo insuficiente o acordando moratorias por un tiempo de seis o doce meses de las cuotas del principal de los préstamos que se encontraban en vigor con anterioridad. En definitiva, las entidades financieras han consolidado a través del instrumento financiero de la Línea ICO Covid-19 una garantía adicional del 80% ofrecida por el Estado sobre productos financieros anteriores, obteniendo como resultado el de disponer de diferentes garantías sobre un mismo producto, esto es, la real y/o personal que ya tenía ofrecida el prestatario más la nueva garantía del Estado hasta la cobertura del 80% del capital prestado. Esta conducta no solo es merecedora de todo reproche, en cuanto a la actuación generalizada del sector financiero, sino que además debe de advertir al Estado del mal uso que se está haciendo de estos fondos mediante la realización de malas prácticas bancarias con los sectores más afectados por el Covid, comportando una gestión irresponsable, poco diligente e incluso irrespetuosa con los clientes así como de servir de alarma ante la desnaturalización de la verdadera eficacia de la medida cuya finalidad iba dirigida precisamente a proporcionar mayor liquidez a las empresas afectadas.

Aparte de estas Líneas ICO, el Gobierno español aprobó el 20 de junio de 2020 el llamado  PLAN DE IMPULSO PARA EL SECTOR TURÍSTICO, el cual persigue la ayuda específica al Sector Turístico por seguir precisando y siendo dependiente de financiación externa, ya que la previsión de los niveles de actividad a lo largo del segundo semestre del corriente 2020 se constataba que iba a ser muy inferior a los de años anteriores, y en muchos casos, insuficientes e incluso inexistentes para generar los recursos que les permita atender sus gastos fijos, estableciéndose en este nuevo Plan un subtramo preferente por importe de 2.500 millones de euros específicamente destinado al sector turístico de la línea de avales del ICO con el fin de garantizar su financiación y liquidez, subtramo de nueva inyección de liquidez que ha seguido el mismo camino que el anterior.

Así las cosas, ante esta resignación del sector sobrevenida por los efectos de la Pandemia, el Sector Hotelero inició el verano con un cierto halo de ESPERANZA ante el levantamiento del estado de alarma, el alzamiento progresivo de las medidas de movilidad y la apertura de la conectividad aérea. Muchos empresarios hoteleros, en algunos casos de muto propio, en otros forzados por los propios Tour Operadores, se vieron esperanzados o abocados, según cada caso, a la reapertura de cada establecimiento, con el riesgo que tal decisión empresarial suponía, lanzándose a una piscina con el agua al 20-25 % de su capacidad y sin perspectiva cierta, así es – “todo por la causa” – , ante un intento de minimizar los estragos de la temporada de verano y con la esperanza de posicionarse cara a la Tour Operación para la temporada de invierno. Al mismo tiempo, la noticia de la apertura de establecimientos hoteleros tenía como consecuencia la de buscar por los Tour Operadores el inicio de campañas de venta tanto en Alemania como Inglaterra a fin de impulsar el mercado en sus respectivos países y forzar de alguna manera paquetes de ventas.

De esta manera es como se ha ido viviendo este pasado mes de agosto, principalmente en las Islas Canarias y concretamente en lo que respecta al turismo vacacional. Este esfuerzo llevado a cabo de manera conjunta por empresarios y trabajadores ha obtenido resultados dispares, siendo que en el mejor de los casos se ha cubierto mínimamente los gastos corrientes de ese mes con unas ocupaciones de 35-40% que operativamente se han podido mantener con un personal mínimo que fue rescatado del ERTE sin que por tal circunstancia el servicio se viera afectado cara al cliente. A medida que avanzaba el mes, aquel hilo de esperanza se iba tornando en una inquietud diaria, se actualizaban día a día las entradas de reservas, se chequeaban las cancelaciones, se revisaba casi dos veces al día el porcentaje de ocupación, diario y media mensual, se llevaba un exhaustivo control de costes tanto en sueldos y salarios de personal, economato, aprovisionamientos, suministros, etc., todo con el fin de mantener la actividad de la explotación y de la continuidad de los puestos de trabajo, pero sin embrago a medida que transcurría el mes de agosto, aquella esperanza se iba convirtiendo en inquietud e incertidumbre latente ante las medidas adoptadas primero, por el gobierno británico, quien sin aviso previo declaró a España como zona de riesgo epidémico y, más adelante por el gobierno alemán, que durante el mes de agosto a través de su Instituto Robert Koch (RKI), responsable de la coordinación de la lucha contra la Pandemia en Alemania, fue declarando progresivamente determinadas zonas de riesgo, comenzando por Aragón, Cataluña, Navarra y País Vasco, continuando posteriormente con el resto de la Península e Islas Baleares para culminar finalmente con todo el territorio español, incluidas ya las Islas Canarias, con el efecto inmediato de cancelaciones masivas de reservas.

 Con esta nueva realidad han enfrentado los Hoteleros los primeros días del mes de septiembre, todo ello unido a la falta de noticia en aquel momento sobre el posible acuerdo entre el gobierno, patronal y sindicatos sobre la prórroga de los ERTE que tenían fecha de caducidad el día 30 de septiembre y, que como ocurrió en el trimestre anterior, se alcanzó un acuerdo entre todos los agentes implicados el día anterior a su terminación. Los trabajadores reivindicaban fundamentalmente al gobierno que no se viera  reducida su base reguladora del 70% al 50% (que es lo que dispone la Ley para aquellos trabajadores que se encuentran durante más de 6 meses incluidos en Erte de fuerza mayor) y, los empresarios, a que se prorrogasen los Ertes hasta el 31 de enero así como se mantuvieran las exoneraciones de las cuotas de la seguridad social de los trabajadores afectados por el Erte y una bonificación a aquellos otros que se encuentre fuera del mismo.

Todas estas circunstancias unidas a los Rebrotes que paulatinamente han ido resurgiendo en España, han generado en el Sector una auténtica INCERTIDUMBRE, toda vez que estos apuntes de nuevos rebrotes que han comenzado por España, están sin en cambio extendiéndose por el resto de los países, así se está contabilizando un significante incremento en Inglaterra, Francia, Bélgica, incluso Alemania, como también en otros países de la zona Euro.

Si tenemos en cuenta que el Sector Turístico es el que más riqueza aporta a la economía española, contribuyendo con un 14,6% del PIB español, con un total de 176.000 millones de euros anuales que suponen casi 3 millones de empleos vinculados al Sector lo que representa una tasa del 14,7% del total del empleo en España, y que las previsiones realizadas por la patronal sectorial estima el cierre del ejercicio 2020 con unas pérdidas que cuantifica en -98.743 millones de euros, es fácilmente comprensible la sensibilidad y atención que requiere el Sector, más aún cuando el repunte de nuevos brotes del Covid en países de Europa pueda hacer inservibles los esfuerzos del Gobierno Canario, quien tras dos meses de negociaciones a tres bandas: Canarias, Inglaterra y principalmente con Alemania, se pretendía abrir corredores seguros entre estos países y las Islas Canarias, lo que se ha hecho realidad este jueves al decidir el Instituto Robert Koch retirar a Canarias de las zonas consideradas de riesgo por sus tasas de incidencia de coronavirus, en las que sigue el resto de España, con lo que Alemania levantará a partir de este sábado su recomendación de no viajar a las islas. En idéntico sentido Reino Unido ha eliminado a las Islas Canarias de su lista de cuarentena, de esta manera las personas que regresen de Canarias a Reino Unido no necesitarán estar 14 días aislados, medida que será efectiva a partir de este domingo. Todo ello como último intento de no perder la temporada de invierno 2020-2021 que comienza el 1 de noviembre de 2020 y finaliza el 30 de abril del 2021, pidiéndose desde las Instituciones Insulares, unificación de criterios de movilidad para toda Europa.

Desde luego todos estos esfuerzos caerán en saco roto si el Gobierno español no asume de manera determinante que ante este escenario de nueva incertidumbre que atraviesa el Sector Turístico consecuencia de los nuevos rebrotes y llegada de la tan temida “Segunda Ola” – por cuya paralización por ausencia de toda actividad ha llevado en los primeros diez días de septiembre al cierre de 100 Hoteles sólo en las Islas Canarias – que el Sector seguirá siendo dependiente de financiación externa ya que  su actividad y, en consecuencia su ocupación, se verá afectada por los nuevos acontecimientos, siendo en la gran mayoría de los casos insuficiente o completamente inexistente para generar recursos que le permitan atender a sus gastos fijos, de ahí la imperiosa necesidad de que las Líneas ICO y sus correspondientes Subtramos o instrumentos que las sustituyan sean aplicadas correctamente por las entidades financieras sirviendo a la finalidad perseguida, permitiendo al empresario atender sus necesidades de liquidez y con ello asegurar la continuidad de la actividad y el mantenimiento de los puestos de trabajo.

Del mismo modo, el trabajador debe asumir que si bien el sector servicios depende de mano obra para su realización, ésta cada vez ha de ser de mayor especialización, conocimiento y preparación, debiendo asumir que las empresas tendrán que hacer una importante reducción en costes estructurales a fin de disminuir la carga laboral que en este tipo de actividad es muy elevada, en definitiva, menos trabajadores y más cualificados.

Y por último el empresario, – ya lo está haciendo -, deberá asumir un periodo largo de transición en el cual deberá afrontar un cambio de modelo en el negocio en el sentido de tener un producto, un activo renovado, una excelencia en el servicio y, todo ello compatibilizado, con la adopción de medidas de contención del gasto a fin de intentar minimizar al máximo los efectos que va a tener el Covid en la cuenta de resultados en los próximos dos años.

De otro lado, una de las consecuencias que nos está revelando esta Pandemia es que a los primeros síntomas de mejoría del virus, esta repercute de manera inmediata en la Tour Operación y por tanto en la entrada en el canal de reservas, sobre todo, a los hoteles vacacionales. Distinto escenario nos podemos encontrar en el Hotel urbano, donde un segmento importante de su nicho de clientela lo constituye el mercado de los negocios. Desde luego este no va a desaparecer de la noche a la mañana, sobre todo en lo relativo a las convenciones, congresos, seminarios, ferias, muestras, etc., que de manera progresiva se irán normalizando, pero sí por el contrario va a suponer un cambio de tendencia al estimarse un descenso significativo de los viajes cuyo desplazamiento tenía como finalidad la asistencia a reuniones de trabajo en otros lugares del mundo, para todo este mercado, la Pandemia ha venido a implantar durante todo este tiempo confinamiento la digitalización, por lo que se prevé un aumento progresivo y duradero en el tiempo de las reuniones de trabajo a través de medios digitales, con el consiguiente doble efecto; de una lado una partida importante de ahorro de costes para la empresa y, de otro y proporcionalmente inverso, una menor resultado de la cuenta de explotación de las compañías aéreas ante la disminución de ventas de número de plazas de vuelos que atendían este mercado.

Esperemos que esta INCERTIDUMBRE en la que nos encontramos del Sector Turístico y, especialmente referido al Sector Hotelero, no se convierta en una DESESPERACIÓN y que las nuevas medidas adoptadas por Alemania e Inglaterra, impulsen el mercado ante la llegada de la temporada de invierno, temporada Alta por excelencia en las Islas Canarias.

 

Santiago Fierro, socio de Cremades & Calvo-Sotelo

De acuerdo