Según los expertos, la aplicación de un buen código corporativo repercute en una serie de beneficios directos para la empresa
Desde su aparición hace unos años, no se ha parado de debatir en torno al llamado ESG. Unas siglas en inglés que significan ‘Environment’ (entorno o medio ambiente), ‘Social’ (criterios sociales) y ‘Governance’ (buen gobierno corporativo). Las dos primeras han conseguido hacerse un hueco en las agendas de muchas empresas, sin embargo, lo referente a la gobernanza aún es asignatura pendiente para algunas de ellas. De hecho, en 2020, las 125 empresas cotizadas siguieron, de media, el 83,7% de las recomendaciones del código de buen gobierno, dos puntos menos que el año anterior, según el Informe Anual de gobierno corporativo de la CNMV.
Pero, ¿qué es exactamente el buen gobierno corporativo? «Es un conjunto de herramientas, de protocolos y de sistemas para que las empresas tomen buenas decisiones desde el punto de vista de propiedad de las compañías», así lo define Ferran González, socio de Cremades-Calvo Sotelo y experto en la materia. Es decir, se establecen las relaciones entre la junta directiva, el consejo de administración, los accionistas y el resto de las partes. De esta forma se estipulan las reglas necesarias por las que se rige el proceso de toma de decisiones sobre la compañía.
Según los expertos la aplicación de un buen código corporativo repercute en una serie de beneficios directos para la empresa. «La compañía se vuelve más competitiva, eficaz, atractiva, confiable y sostenible», resume González para después añadir que «el tener un buen gobierno corporativo ayuda a que una empresa esté más enfocada, a tener las ideas más claras a largo plazo y asignar mejor los recursos».
Una idea que comparten desde Ezentis, una de las cinco únicas empresas que cotizan en Bolsa, que cumple al 100% con el código de buen gobierno de la CNMV. «Seguir los códigos de buen gobierno nos permite llevar una administración más eficiente, un mejor aprovechamiento de los recursos y adoptar unas políticas laborales más justas, lo que redunda en una mayor competitividad y desempeño financiero», comentan desde Ezentis.
Esta compañía tecnológica asegura que, para ellos, la gobernanza «va más allá de un conjunto de políticas y procedimientos», ya que requiere del compromiso e implicación por parte de todos los órganos de gobierno de la empresa. De esta implicación también habla González que señala a las personas como en elemento más complicado a la hora de implementar el buen gobierno en una empresa. «A veces de manera inconsciente se incorpora a los órganos de gobierno a personas que no están lo suficientemente implicadas o que solo dan la razón a lo que opina el ejecutivo. (…) En estos órganos ha de existir diversidad para que funcionen».
Además, González recalca que antes de lanzarse a implantar el buen gobierno las empresas han de plantearse una serie de preguntas. «Para qué quiero ese órgano de gobierno, cuál es el perfil de persona que necesito para ese gobierno y cómo quiero liderar este proceso». En este sentido, González recomienda a las empresas interesadas que se dejen asesorar por alguien externo a la compañía, ya que «desde fuera se ven cosas que son muy difícil ver desde dentro».
Un consejo que aplican en Ezentis, puesto que cuenta con un 50% de consejeros independientes y que además son mayoría en todas las Comisiones del Consejo. Asimismo, recalcan que «implantar el buen gobierno corporativo no es cosa de un día ni de dos, es una evolución constante porque los retos y desafíos van evolucionando».
González cuenta que el buen gobierno corporativo cuenta con siete principios de actuación fundamentales en los que se ha de basar toda empresa:
1. Cumplimiento del propósito
Es parecido a la misión, para qué estamos aquí, de qué forma queremos aportar valor. Cuando se define el buen gobierno corporativo lo que hace es velar porque se cumpla.
2. Velar por los intereses de todos los stakeholders (grupos de interés)
«A veces se tiene muy claro que hay que cuidar los intereses de los clientes o de los accionistas pero la mejor forma de aportar valor es velar por los intereses de todos, también de empleados, proveedores, etc», comenta González.
3. Cumplimiento de la misión corporativa
Las empresas deben definir cómo se quieren ver en unos años, cuál es su estrategia de crecimiento.
4. Adecuada evolución de la cultura corporativa
La cultura corporativa suele comenzar como un elemento del fundador en la compañía y a medida que se va incorporando personas, que tienen más impacto en la organización, va evolucionando y es bueno saber en qué dirección está evolucionando.
5. Correcta asignación de recursos
Cómo se asignan los recursos con una visión de conjunto y con una visión de riesgo-rentabilidad adecuada es también una misión del gobierno de la compañía.
6. Identificación y evaluación de riesgos
«Los riesgos hay primero que identificarlos y luego que madurarlos, cuál es el grado de probabilidad de que ocurra y cuál será su impacto para diseñar medidas paliativas y sobre todo preventivas», cuenta González.
7. Aprovechamiento de las oportunidades que el mercado ofrece en términos de fusión y adquisición
En el caso de que la compañía no sea lo suficientemente grande y no disponga de una departamento específico para tratar estos asuntos, el consejo es un buen mecanismo para valorar dichas oportunidades.