Ha sido un verano trágico en violencia de género, con un repunte que lo convierte en un hito histórico negativo. Ocho mujeres fueron asesinadas en julio y siete en agosto, lo que ya suponía nueve más que en el mismo periodo de 2022. Pero en septiembre, a pesar de que la vuelta a la rutina tras las vacaciones suele provocar una ralentización del número de homicidios, este siniestro goteo no se ha visto atenuado.

Al contrario, este mes es el peor de todo el año: con la confirmada ayer en Villaverde (Madrid), nueve mujeres han perdido la vida a manos de sus parejas o ex parejas. A 25 de septiembre, se contabilizan 49 asesinatos, uno cada cinco días, el mayor número de víctimas desde 2010 a esta altura del año, igualando ya la cifra de todo el anterior.

Estas alarmantes cifras no tienen una explicación única, según los expertos, que apuntan a «una polarización» que no ayuda. El contexto español, en efecto, está marcado en los extremos por Vox, que niega la denominación de violencia de género, y un Ministerio de Igualdad con una alta carga política con Irene Montero al frente. Lo ideológico es un factor más de un drama con muchas causas.

«Estamos en una situación gravísima, de riesgo extremo», remarca Ángeles Carmona, jueza y presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género. Al hecho de que julio y agosto son de los peores meses de toda la serie histórica, circunstancia que viene provocada por el aumento de la convivencia entre las parejas durante el verano, este año hay que añadir el incremento de mujeres asesinadas que no habían presentado denuncias. Eso merma la capacidad de protección.

El número de asesinadas no cesa y uno de cada cinco homicidios consumados en el país es por violencia de género, según datos hasta 2021. La prevención, la sensibilización, la sanción y la reparación son las actuaciones fundamentales frente a las violencias machistas.

 

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