• La situación de exilio de las juezas, y la situación vivida con la dictadura talibán en una situación de inseguridad jurídica.

  • ¿Qué perspectivas tienen las mujeres afganas bajo el nuevo gobierno talibán?

  • Su presente y su futuro, en España y en Europa.

Fueron pioneras de los derechos de la mujer en Afganistán. Fueron firmes defensoras de la ley, buscando justicia para los más marginados de su país. Pero hoy, y desde agosto de 2021, más de 220 de las 420 juezas del país, se esconden por miedo a las represalias del régimen talibán; seguras de que ya no podrá ejercer su profesión. Como muchas de sus compatriotas, sólo su única elección ha sido: quedarse en su país, sometida a un régimen dictatorial patriarcal; o marcharse.

Estas juezas han sido, y siguen siendo, un ejemplo para muchas chicas del país. Muchas de ellas recuerdan, con nostalgia, que a menudo las mujeres afganas se sentían tranquilizadas por el hecho de que el juez fuera también una mujer. También organizaban talleres e impartían cursos sobre derechos humanos, derechos de la mujer y derechos del niño. Promoviendo que la sociedad afgana necesita juezas.

En general, antes de que los talibanes tomasen el poder, las juezas relatan que nunca tuvieron problemas en el seno de la institución judicial. Sin embargo, reconocen que, en ocasiones, era la sociedad la que, al principio, no quería aceptar el hecho de que las mujeres pudieran llegar a ser juezas. Pero luego parte de la sociedad afgana cambió.

Pero hoy los talibanes controlan ahora las instituciones, obligando a las juezas a abandonar sus trabajos. La otra amenaza proviene de los presos ellas mismas condenaron y que fueron liberados por los talibanes. En efecto, a lo largo de sus carreras como juezas, condenaron a cientos de hombres por violencia contra las mujeres, incluyendo violaciones, asesinatos y torturas. Pero pocos días después de que los talibanes tomaran el control de las ciudades y miles de delincuentes condenados fueran puestos en libertad, comenzaron las amenazas de muerte.

Seguidamente, el portavoz talibán declaró públicamente que las mujeres ya no podrán trabajar como juezas. Ésta es la razón principal por la que las juezas decidieron abandonar el país. Las que permanecen en Afganistán están escondidas, cambiando de ubicación cada pocos días. Ya no tienen la posibilidad de ejercer su profesión. El 17 de enero de 2021, dos juezas fueron asesinadas a tiros en Kabul.

A pesar de que muchas de ellas han podido huir a países en los que pueden ejercer sus derechos libremente, son conscientes de que seguirá habiendo millones de niñas y mujeres afganas que no podrán salir del país y que no tendrán futuro bajo el gobierno de los talibanes. Las niñas sólo podrán ir a la escuela hasta el final de la primaria; después tendrán que abandonar sus estudios. Además, las clases pasaron a ser separadas para niños y niñas; anteriormente, las clases eran mixtas. Esto significa que habrá que aumentar el número de profesores. Esta política de separación está creando escasez de profesores. Como consecuencia, algunas escuelas y facultades no han podido reabrir para los nuevos cursos escolares. Esto preocupa mucho a unas mujeres que consiguieron romper el techo de cristal, y llegar a posicionarse como juezas, como valedoras del tercer poder del Estado, el poder judicial. En efecto, en los últimos 20 años, las juezas afganas se encontraban entre las mujeres más poderosas y destacadas del país y son figuras públicas muy conocidas.

En el caso de España, actualmente 8 juezas afganas se encuentran refugiadas en nuestro país. Muchas de ellas han conseguido huir de Afganistán gracias al apoyo incondicional de las asociaciones internacionales de juezas (o de mujeres jueces), en este caso y más concretamente, a la mediación de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas (IAWJ) y de la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE). Se creó un comité de apoyo, no sólo para sacar a sus compañeras de Afganistán, sino también para esconderlas en pisos francos hasta que pudieran cruzar las fronteras del país. Este grupo consiguió sacar de Afganistán a más de 150 de las cerca de 250 juezas. Pero, por desgracia, todavía hay otras mujeres como ellas esperando a salir del país, la mayoría escondidas en Afganistán o en países vecinos. No debemos olvidarlas.

Actualmente se está constituyendo la Asociación Internacional de Juezas Afganas Refugiadas (“AIJAR”), con sede en Madrid, encabezada por algunas de las ocho juezas refugiadas, y cuya presidenta es Asifa Kakar, jueza jubilada del Tribunal Supremo de Afganistán, directora de la Escuela Judicial del país, tutora e inspiración para las juezas afganas. La Sra. Kakar ha sido elegida por el jurado de los premios Medallas de Honor Ruth Bader Ginsburg, de la Asociación Mundial de Juristas (WJA, por su acrónimo en inglés), como una de las galardonadas. El próximo 8 de mayo, recogerá el galardón, junto con las demás premiadas, en nombre de sus compatriotas juezas, en nombre de las que están en el exilio, y de las que permanecen en Afganistán: todas ellas privadas de ejercer su profesión, su vocación, de juezas.

 

Teresa del Riego

Abogada de Cremades & Calvo-Sotelo

De acuerdo