Los denunciantes subrayan que «carecían de conocimientos de ningún tipo en materia financiera o inversora» y que en todo momento solicitaron «una gestión acomodada a sus perfiles conservadores»

El Juzgado de Instrucción número 3 de Santander investiga la ‘volatilización’ de 4,1 millones de euros que una misma familia depositó en la entidad financiera portuguesa con sede en España, Novo Banco. La investigación se dirige en estos momentos contra el asesor financiero de la entidad, Jacobo Álvaro Vidal, que compareció ayer como imputado en la causa.

Según los denunciantes, representados por el Bufete Cremades & Calvo-Sotelo, fueron ingresando sus ahorros en el banco entre 2010 y 2017 para «obtener la rentabilidad que espera todo ahorrador». En un principio, señalan que «los ahorros iban experimentando un progresivo aumento», lo que, ‘a priori’, generó «un aumento de su grado de confianza. Sin embargo, el problema surgió cuando el asesor en el que habían confiado durante los últimos años, se mostró reticente a recibir a los denunciantes en febrero de 2020, tal y como había venido haciendo de manera periódica. Un mes antes, el saldo de los ahorros familiares ascendía exactamente a 4.123.453 euros y los clientes querían informarse entonces del estado de sus posiciones.

Fue en ese momento cuando el banco les comunicó que «sus ahorros habían desaparecido y eran inexistentes». Los denunciantes subrayan que «carecían de conocimientos de ningún tipo en materia financiera o inversora» y que en todo momento solicitaron «una gestión acomodada a sus perfiles conservadores». Hasta que los fondos desaparecieron, comprobaron cómo sus ahorros experimentaron un «crecimiento sostenido en el tiempo» al tiempo que los fondos siempre estuvieron a disposición de los clientes. De hecho, destacan que ni siquiera tuvieron ningún problema con sus ahorros cuando en 2014 el Banco Espírito Santo quebró, fue rescatada por el Gobierno de Portugal y se constituyó la entidad Novo Banco.

La gran sorpresa surgió cuando el 18 de febrero de este año los clientes se citaron con su gestor y éste no se presentó a la cita y ni respondió a las llamadas ni a los mensajes que le enviaron. La única respuesta que recibieron por parte del asesor fue por Whatasapp a través de un mensaje que rezaba: «He terminado mi relación con el banco y no me dejan comunicarme con los clientes bajo ningún concepto». «Sólo queremos saber si tenemos el dinero a salvo», le insistieron los denunciantes. «No puedo, lo siento», zanjó el asesor.

El mencionado intercambio de mensajes fue la «antesala» de «descubrir que realmente las posiciones que venían siendo comunicadas por el asesor y la entidad no eran ciertas, hasta el punto de que el banco les comunicó a través de su oficina central que sus posiciones estaban prácticamente sin valor». La querella del bufete Cremades, elaborada por el letrado Antonio Valverde, revela que «la situación padecida por la familia querellante no es aislada, por cuanto se desprende del procedimiento indicado que existen en torno a 80 familias en diferentes territorios del país en idéntica situación» y precisa que «el volumen de lo defraudado podría ascender a más de 50 millones de euros». «A la vista de la normativa que resulta de aplicación a las entidades bancarias resulta del todo irracional que la operativa puesta en marcha en su seno haya pasado desapercibida a los necesarios mecanismos de control y prevención que tiene obligado implantar», prosigue.

Llegados a este punto, la denuncia plantea «cómo es posible» que Novo Banco haya permitido «que se volatilicen posiciones de casi 80 familias y que desaparezcan 50 millones de las cuentas de las anotaciones contables y que nadie se percate de ello». «Evidentemente algo habrá hecho mal Novo Banco si no ha detectado tal operativa y si su sistema de ‘compliance’ no ha sido capaz de prevenir lo anterior, como así ha sido, deberá igualmente responder acerca de la responsabilidad que le pueda parar en Derecho», apostilla la denuncia.

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