En el Diario Oficial de la Unión Europea del pasado 16 de junio de 2020 ha sido publicado un documento de gran interés para el futuro de las relaciones económicas y sociales en el ámbito de los países de la Unión Europea y de las propias instituciones comunicarías. El documento, llevado a cabo por el Consejo de la Unión Europea contiene las conclusiones del análisis realizado ene l seno del Consejo con respecto a a la configuración del futuro digital de Europa. antes de comentar estas interesantes conclusiones, no resulta ocioso recordar qué es y a qué se dedica el Consejo, autor del informe. El Consejo de la Unión Europea (no confundir con el Consejo europeo ni con el Consejo de Europa) está integrado por los ministros de los países miembros de la unión Europea según la materia objeto de la reunión (ministros de economía o de interior, etc.). El Consejo, además de coordinar las acciones de cada estado miembro, participa en el procediendo legislativo, junto al Parlamento Europeo y la Comisión Europea. Por tanto, es evidente que las decisiones, informes y opiniones del Consejo poseen una considerable relevancia.

 

Pues bien, en el referid informe sobre el futuro digital de Europa, el Consejo reconoce, recuerda y subraya las líneas directrices las que las instituciones comunicarías y los estados miembros deben seguir con fin de situar a Europa dentro de los grandes objetivos referidos al desarrollo digital, inteligencia artificial, todo ello en concesión con otras grandes metas, como la reducción de emisiones, pues el desarrollo de herramientas y conductas digitales se considera vital para la obtención disminución de acciones contaminantes. También tiene en cuenta que la aceleración de la transformación digital será un componente esencial de la respuesta de la UE a la crisis económica generada por la pandemia de COVID-19 y ha de redundar además en una mejor educación.

El informe no parte de la nada, al contrario, se basa en números estudios e informes previos muy especializados y tratando diversos aspectos del mundo digital. A partir de ahí, el Consejo, en síntesis, destaca que Europa posee un mercado único digitalizado y en consecuencia, solicita a la Comisión Europea (la verdadera Administración general de la Unión), a los Estados miembros, al sector privado, a la sociedad civil y a la comunidad científica que continúen apoyando y desarrollando ese mercado, promviendo la transformación digital.

Considera le informe que ese desarrollo permite hablar del concepto de “soberanía digital de la UE”, aunque no lo define, como elemento clave para garantizar la autonomía estratégica, la competitividad mundial y el desarrollo sostenible de la Unión. El consejo llama la atención sobre la necesidad sobre algunos aspectos muy concretos de la digitalización que, con buen criterio, considera esenciales: la necesidad de construir una red digital de gran capacidad, de fomentar las herramientas de inteligencia artificial (en todo caso, se alerta sobre los peligros de la inteligencia artificial con respecto a los derechos fundamentales), el desarrollo de la informática de alto rendimiento y la ciberseguridad y la obligada garantía en toda la UE de un acceso generalizado a infraestructuras digitales avanzadas de muy alta capacidad. En este sentido el Consejo recuerda los objetivos de conectividad Gigabit de la UE –que han de estar cumplidos en el año 2025– y recuerda a la Comisión Europea la necesidad de aclarar el horizonte sobre implantación de las tecnologías 5G y 6G. 

No se olvidan están conclusiones del impacto en el terreno laboral que el desarrollo digital ha de dispensar a corto y medio plazo, incluyendo la eliminación progresiva de determinados tipos de empleos, aunque a su vez reconoce con este desarrollo traerá consigo la creación de otros nuevos puestos y ofertas de trabajo. Por ello pide expresamente a la Comisión que tenga en cuenta políticas de protección social. Tampoco soslaya este análisis la importancia de la economía de datos y los desafíos que plantea el importante aumento de la cantidad de esos datos disponibles y de su efectiva protección. .

Por último, el informe alude también a la necesidad de emprender un ambicioso programa normativo que establezca un marco de seguridad jurídica para estas cuestiones y finaliza con un llamada a la colaboración del resto de instituciones para hacer realidad estas directrices. Sin duda este documento, más que una mera declaración de intenciones (dadas las amplias facultades del Consejo) se da luz verde a un nuevo impulso en el fuerte compromiso europeo con sociedad digital.

 

Por Santiago R. Bajón

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