Ibero América; un término que representa mucho más que el conjunto de territorios de América y la península Ibérica. Se trata de más de 600 millones de personas unidas históricamente por lazos culturales y lingüísticos.

Únicamente separados por el Atlántico, este bloque de 22 Estados, año tras año ha venido demostrando un constante interés de cohesión e integración. A este respecto, el año 1991 representa un acontecimiento icónico tras la celebración de la primera cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno donde los mandatarios de toda la región, sentaron las bases para crear un espacio de diálogo y encuentro que les permitiera emprender un camino de cooperación común en los distintos ámbitos; social, político y económico.

Desde el inicio, este camino se ha orientado a la búsqueda de soluciones conjuntas ante las cuestiones que plantea la actualidad; en un mundo desafiante, de constante cambio y globalización, se ha puesto en manifiesto que  la apertura y solidez de las relaciones entre países con fuertes afinidades, puede ser un factor determinante para la competitividad, complementariedad y desarrollo.

Así se lo ha considerado en la XIII cumbre de jefes de Estado y Gobierno del año 2003, celebrada en Bolivia, en la cual se instauró  la creación de una Secretaria General Iberoamericana de carácter permanente con sede en Madrid.

Por una parte, el trabajo continuo en aras de lograr un espacio de diálogo político ininterrumpido, ha fortalecido claramente a la integración regional. Por otra parte, también se ha avanzado a un nivel privado empresarial, en virtud de la instauración del Consejo de Empresarios Iberoamericanos (CEIB),  con la reunión anual de presidentes de organizaciones empresariales; un foro donde se  procura el intercambio, análisis y acuerdos de colaboración

Mas allá de las cuestiones culturales e idiomáticas referidas, Latinoamérica ha representado un área económica de interés en la política exterior de España y Portugal. La creciente presencia de empresas y la profundización de las relaciones comerciales la convierten en un área de central influencia después de la Unión Europea.

Concretamente España ha encontrado un bastión de soporte económico importante en la región, tras la última crisis económica. Esto ha favorecido a su sostenimiento y recuperación. En este sentido, claramente se destacan dos periodos: El primero, de inversión de capital en la década de los 90, con la incorporación de las grandes compañías españolas. El segundo,  a partir del año 2002 con la internacionalización de pequeñas y medianas empresas (Pymes); que dicho sea de paso, actualmente representan el 99% del tejido empresarial  español.

El comportamiento económico latinoamericano, con porcentajes notables de crecimiento y previsible evolución de sus mercados, también es la razón para que un elevado porcentaje de las compañías estén incrementando el peso de su actividad en la región.  

Los aspectos señalados también han tenido repercusión en el sector legal. Las sedes de destacados despachos europeos y concretamente españoles han aterrizado en Latinoamérica y continúa su constante expansión, constituyéndose en  un referente en el derecho internacional.

En cuanto a la inversión Latinoamericana en España, se podría concluir que tiene un perfil más modesto pero no desdeñable, ya que es considerada como un importante espacio para el crecimiento hacia Europa. Según datos de ICEX Instituto de Comercio Exterior, el 14 % de las inversiones extranjeras recibidas en España en el 2016 provienen de Latinoamérica, en campos como la construcción, energía, alimentos y productos financieros.

Es evidente que el rol de España y Portugal, es esencial para generar un clima de cooperación a las empresas latinoamericanas y facilitar su expansión a toda la UE, así como la firma de acuerdos entre procesos de integración de ambos continentes;  cuestión conveniente para conformar un  bloque sólido con Acuerdos y Tratados de Protección de Inversiones e intercambio comercial no solo formal, sino materialmente bilaterales.

Ante estos matices, la búsqueda de cohesión y  creación de espacios económicos, es desde toda perspectiva saludable para el desarrollo Iberoamericano,  más aún  frente a la política de Estados Unidos y la potencialidad creciente de los países asiáticos. Queda claro que se tiene mucho trabajo por delante.

De cara a la XVIII Cumbre Iberoamericana a realizarse en Guatemala en noviembre de 2018, que tiene como lema  “Una Ibero América próspera, inclusiva y sostenible” y los futuros encuentros empresariales, la Secretaria General iberoamericana, Rebeca Grynspan, resaltó la importancia de “los valores que nos unen como región”.

La convergencia que apuesta por la paz, el desarrollo y el emprendimiento como forma de enfrentar las dificultades y abordar los retos,  ofrece un clima alentador de cara al futuro. La participación de España y Portugal, es esencial  para alcanzar los objetivos propuestos y en todo caso, es importante propiciar dichos encuentros desde este lado del atlántico. Esperamos que en el 2018, la región mantenga su compromiso de apertura, diálogo e integración.

No esta demás mencionar que  tras largos periodos de ralentización, se debe ser más hábil para captar capital y mejorar los modelos de crecimiento impulsando la productividad y abriendo mercados en Europa y América.  Como quiera que se pueda analizar, la inversión internacional requiere de liquidez, en otras palabras de productos financieros y servicios juridicos especializados. Una oportunidad importante para el sector legal.

Tendencias que pueden servir de ejemplo

A nivel privado empresarial

  • El futuro del comercio y la inversión. Contratación mercantil internacional.
  • La transformación digital y las relaciones jurídicas derivadas. (Contratos Inteligentes)
  • Cultura del desarrollo. (Globalización de las empresas – Planes estratégicos).
  • Nuevos retos empresariales y  gestión interna. Corporate Governance y Compliance.
  • Amplificación de la red de clientes. Coordinar posiciones en las relaciones entre ambos continentes.
  • Contratos de Riesgo Compartido (Joint Venture)
  • Contratos financieros, de Seguros,  líneas de crédito, avales, créditos documentarios, etc.

A nivel de Estados y procesos de integración:

  • El Convenio de colaboración entre España y la OEA sobre cooperación y mejora de la ciber seguridad, es un claro ejemplo, entre otros convenios.
  • Convenios a nivel regional sobre protección de inversiones y fortalecimiento de la seguridad jurídica en Ibero América.
  • La renegociación de Acuerdos de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones pendientes con algunos Estados (APPRI).
  • Los convenios de doble imposición (CDI) que fomenten el desarrollo de la región. (Incentivos y acuerdos impositivos que fomenten el intercambio iberoamericano).

Aspectos relevantes para un fortalecimiento regional

Creemos en la transparencia y la resolución de problemas. Desarrollar una amplia gama de habilidades y eliminar las barreras.

  • La Transformación digital compartida.
  • Fomento al intercambio de información y coordinación a mayores niveles.
  •  Combatir la economía informal en un espacio económico iberoamericano.
  • Innovación, generación de empleo, crecimiento y riqueza.
  • El intercambio de servicios y talento.
  • Seguridad jurídica a contribuir a ambos lados del atlántico.

La transformación no es un fin en sí mismo; es un camino y debemos ser consistentes. Aprender más sobre la relación entre tecnología y personas con lazos afines, nos moverá hacia adelante de una manera definida con la cooperación. El mundo y especialmente la región, sin duda lo necesita.

Hugo Cardona

Abogado de Cremades & Calvo-Sotelo

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